Corría el año 2000 y todo el mundo soñaba con tener una vivienda en propiedad e hipotecarse hasta el cuello, las constructoras no paraban de levantar más y más bloques de pisos y adosados en cualquier terreno urbanizable al mismo tiempo que se llenaban los bolsillos de «talegos», nuestros jóvenes chavales abandonaban los estudios para trabajar en la construcción y ganar dinerito para comprarse mejores coches que sus padres y cordones de oro con los que adornar sus cuellos los fines de semana en la discoteca, los bancos concedían créditos hipotecarios como si no hubiera mañana y las familias se endeudaban hasta las cejas con tal de tener un chalet con piscina, BMW de gama alta en la puerta, segunda casa en la playa, cenas elegantes (con o sin bogabante), vacaciones en el Caribe, caprichitos para los niños y las queridas… todo era alegría y folklore en nuestra querida España.
Llegó 2008 y lo que se había hinchado durante aquellos bonitos años, nos reventó en toda la «jeta» sin explicarnos el motivo. Despertamos de golpe de aquel sueño en el que todos estábamos inmersos. Toda aquella alegría se convirtió en llanto, tristeza, agonía y algún que otro suicidio en el peor de los casos.
Miles de empresas quebraron, la tasa de paro se disparó sin que los gobiernos supieran como afrontar la situación, algunos se pasaron con la marihuana y en ocasiones veían «brotes verdes«, los bancos comenzaban a acumular inmuebles que ni familias ni constructores pudieron pagar y embargaron.
Mientras, la mayoría de esas viviendas sin dueño han sido ocupadas, reventadas y desvalijadas por los amigos de lo ajeno, gente sin respeto ni escrúpulos.
NOTA INFORMATIVA:
Para la realización de éstas fotografías no se han forzado puertas, ventanas ni cerraduras.
Por motivos de conservación no se facilitarán ubicaciones de los abandonos fotografiados.
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